Y entonces, me mudé

Cada vez que mencionaba a algún amigo o allegado mi plan de cambiar de vivienda, la idea generaba sentimientos encontrados en ellos, pues por un lado, con el cierre de unos ciclos, se abren otros cargados de expectativas y deseos de mejorar. Pero por  el otro, se trata de una acción que requiere tiempo y esfuerzo físico para clasificar, desechar, donar, embalar, trasladar y desempacar muchos objetos.  

Cambié una llave por tres, pero los llaveros siguen siendo los mismos: las tarjetas de puntos de los supermercados y almacenes. Foto: anystasia_r

Durante dos años y dos meses, mi domicilio fue una residencia de mujeres que nada tiene que ver con la idea de un internado femenino, con restricciones horarias para entrar, salir, comer o ir al baño. Era más bien como un hotel con habitaciones de 10 y 20 metros cuadrados, a precios supermódicos con baño comunes en cada piso y una cocina para todas las residentes. Antes de que empiecen a imaginar episodios de colas y caos, debo confesar que nunca esperé para tomar una ducha o preparar la comida.

Dos años en 5 maletas, unas cuantas bolsas y unas pocas cajas. Foto

 En esta ciudad, el día de las mudanzas suele ser el 1 de julio, en pleno verano, con calorcito y sol hasta las 9 pm. Entonces uno puede ver los camiones haciendo cola en los edificios por los que llegan y por los que se van. Pero en noviembre, vemos un panorama completamente distinto: las opciones en los sitios web son más reducidas, así que toca caminar más por los barrios para anotar teléfonos y llamar en la semana. En esta época, las temperaturas ya han descendido unos cuantos grados, y en muchos casos, ya pasan por debajo de cero.

No es fácil mudarse en noviembre. Foto: anystasia_r

Yo estaba en una habitación pequeña y fue suficiente hasta hace poco, pues finalmente recibimos la noticia de la pronta llegada de mi esposo. Era obvio que tenía quesalir de allí por causas mayores…O mejor dicho, por causas felices.

Mi habitación era como esta pero sin tanto retoque fotográfico. Foto: Résidence Maria-Goretti

Vi varios prospectos que estaban dentro y fuera de presupuesto, pues como dice mi hermano cuando compra ropa, preguntar y mirar es gratis. Antes del día de la Chinita (Nuestra Señora de Chiquinquirá, patrona de los zulianos) ya tenía mi apartamento reservado y unos días después, ya habría firmado el contrato.

Sin embargo, puedo decir que la apertura de este nuevo ciclo la comencé a sentir el mismo día de la mudanza, pues, aunque se trate de un hecho cotidiano para muchos, debo confesar que por un momento dudé acerca de si podía con esto.

Quienes me conocen se preguntarán cómo es que una simple mudanza generaba estas dudas en mí, si no era la primera vez que lo hacía, y la respuesta radica en que antes llegaba a la casa de alguien (la de mi abuela en Maracaibo, la de Carla en Madrid, la de las focolarinas y la residencia en Montréal). Mas ahora, me toca gerenciar mi propio espacio con todo lo que ello implica, tal como me habría ocurrido en mi tierra si aún viviera allá. La diferencia, la grandísima diferencia es que allá están mis padres.

Ante cualquier duda, mami siempre me habría dado un sacudón emocional como solo ella sabe dar (y a la única a la que se lopuedo tolerar). Por su parte,  papi fue el gran protagonista de mis pensamientos ese 1 dediciembre. 

Todo ese día pensé en él, en la posibilidad de despertarlo temprano y que me llevara al fin del mundo para luego regresar con el cajón de la camioneta full de cosas, como cuando me llevaba de campamento con las Guías Scouts. 

Mi primer destornillador. Foto: anystasia_r

Cuando me tocó armar la cama yo sola, volví a imaginarlo a mi lado. Pensaba que el destornillador de Dollarama (el ‘Todo a mil’de aquí) formaba parte de su gran caja de herramientas, y que no importaba lo  tarde que terminara, él podía ensamblarla sólo para que yo durmiera sin contratiempos. 

A falta de manos, las maletas llenas son buenas para sostener las partes de la cama.
Foto: anystasia_r

Afortunadamente tuve el apoyo de algunos miembros de mi valiosa familia de pantalla para el traslado de dos años de vida en cinco maletas, bolsas, cajas pequeñas y una cama que abrirá el nuevo ciclo.

Lo paradójico de todo es que, si bien mis padres han estado presentes en mis pensamientos y en mis conversaciones por whatsapp durante estos días, aún no he podido hacerles es tour en vivo, pues todavía no tengo internet instalado. 

En fin, ya está abierto el ciclo de oportunidades nuevas experiencias con el administrador, los proveedores de servicios, los vecinos, la calefacción, las paredes de cartón, mi esposo, el invierno, el verano y la próxima mudanza (que espero que no sea pronto).

El muñeco que me despedía de la résidencia. A otras le dará la bienvenida.
Foto: anystasia_r 

@anystasia_r

Montreal, 10 de diciembre de 2018

5 comentarios en “Y entonces, me mudé

  1. Aura

    Sobrina me fascino leer tu blog me imagino cuanta emocion debes tener veo tus ojos en esa fitigrafia y adivino cuanta felicidad estas sintiendo es inmensa se ve en tus ojos . Sobrina yo se que ahi seras inmensamente feliz .
    Felicidades y mas felicidades .
    Bendiciones y mas bendiciones para ti en tu nueva casa .
    Te quiero mucho
    Tu tia
    Aura R. P.

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  2. Carola

    Esta mudanza sola con mi familia la hice hace 11 años pero por supuesto contaba con el apoyo de mis padres.. no puedo imaginar que ellos no hubiesen estado.. ahora me toca volver a mudarme estás vez en otro país pero afortunadamente de nuevo estarán mis padres ..!luego te contaré!! Y felicidades q tu Esposito se vaya contigo un abrazo y saludos !!

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  3. Maura

    Un fuerte abrazo, te confieso que yo también me imagine a tío Luis con su caja de herramientas ayudandote…
    Me emociona saber que ya estas con tu esposo disfrutando de todo lo nuevo de la vida matrimonial, del construir un HOGAR juntos y donde este sea el refugio más esperado al final del día luego de una jornada de trabajo.
    Ahhh yo también espero el tour…..
    Te quiero 😘

    Ripaincolae.

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